Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://shaniazouh237836.blog-kids.com/38920710/la-noche-del-cabezazo-que-cambió-la-historia-del-fútbol